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Un mundo con prisa.

Cada día nos encontramos en un mundo más acelerado y convulsionado, que nos exige resultados inmediatos y de no tenerlos como se espera, somos cuestionados, juzgados y en algunos casos, hasta censurados por ello. La crisis mundial a nivel de salud y bienestar ha puesto esta situación de manifiesto, cada vez de forma más contundente y pasando por alto que para ello se requiere de esfuerzo y compromiso con la meta.

Existen muchas estrategias para lograr esos resultados que funcionan, claro, una vez somos conscientes que estos no se obtienen de la noche a la mañana y que necesitan de nuestra dedicación y sobre todo, de valorarnos y confiar en nosotros mismos.

Antes de enfocarnos en el qué, cómo, para qué, por qué, con quién y demás, para construirlos y estructurar las estrategias, demos un rápido vistazo por un aspecto fundamental que compone la consistencia de estos y a la cual poca atención ponemos, nada menos que a la concepción.

Esto me hace recordar la historia del helecho y el bambú.

Cuentan que un jardinero, un día decidió sembrar en su jardín una semilla de helecho y otra de bambú. El helecho rápidamente creció, su verde brillante cubría el suelo, pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo, el jardinero no renunció al bambú, al que cuidaba y atendía con el mismo esmero que a la semilla del helecho.

En el segundo año, el helecho creció más brillante y abundante y, nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. described with higher aspect related to pokies online real money nz. Pero el jardinero no renunció a él.

En el tercer año, aún nada brotó de la semilla de bambú, pero el jardinero continuó cuidándola con esmero.
En el cuarto año, aún no germinaba nada de la semilla de bambú, sin embargo, en el quinto año, un pequeño brote se asomó en la tierra. En comparación con el helecho, este era, aparentemente, minúsculo e insignificante.

El sexto año… ¡El bambú creció más de 20 metros de altura! Se había pasado cinco años echando raíces para que lo sostuviera. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para crecer y sobrevivir a las inclemencias de la naturaleza.

En ese momento, el jardinero recordó que el bambú tiene un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos son necesarios y hacen del bosque un lugar hermoso.

Así, la energía y constancia que le imprimas a la creación de tus resultados motiva y empuja hacia el logro de estos por pequeños que sean. Ya sean a corto, mediano y/o largo plazo, cada uno de ellos tiene propósitos diferentes en tu vida y a la vez, todos ellos son necesarios para crear tu experiencia de vida, por lo tanto, te invito a que los atesores y vayas por ellos.

Recuerda que hay que persistir por encima de lo que piensen los demás y que cada uno está en su propio proceso evolutivo, sólo tú eres responsable de tu crecimiento, evolución y sentido de plenitud.

Eso sí, te invito a reflexionar, si los resultados obtenidos hasta ahora no llegan como tú esperas, será momento en el que deberás tomar la postura activa de analizar en detalle:

• ¿Qué está pasando?

• ¿Cuáles fueron las acciones que no te dieron el resultado esperado?, ¿qué aprendiste de ellas?, ¿cómo puedes cambiarlas y sacarles provecho?

• ¿Por qué lo hiciste así y no de otra manera?

Por otro lado, nunca pierdas de vista la postura del jardinero frente al bambú, dedicando los esfuerzos para seguir avanzando. Nunca desfallezcas y disfruta de lo obtenido.

Un abrazo de luz.
Sonia Pardo       
Coach Energética y Espiritual

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